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Mostrando entradas de marzo, 2008

galletas y tesoros

Cuando era pequeño cogí todos mis tesoros, los metí en una caja de metal de galletas y la enterré a los pies del roble del jardín de casa de la abuela, entre sus raíces. Mis tesoros. Mis tesoros eran cachivaches que nadie quería y que yo había recogido y descubierto que eran maravillosos. Todos eran especiales y todos servían para algo. Y nadie, excepto yo, parecía haberse dado cuenta de para que servían. Una vez un hombre tiró una bombilla de linterna al suelo, la cogí y me la guardé en el bolsillo. Más tarde, por la noche, cogí la linterna que tenía debajo de la cama y le puse la bombilla. No se encendió, así que le di unos golpecitos, porque a veces mi linterna se encallaba, las pilas no hacían contacto y no daba luz. Enseguida se encendió. Pero aquella luz no era normal. La luz no salía en línea recta como una bombilla normal hubiera hecho, sino que se movía!!! Me quedé estupefacto y apagué la linterna. Tenía miedo que explotara. Nunca se sabe. Al cabo de un rato la volví a encende