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Mostrando entradas de 2009

la Maldición

El Vigía acababa de llegar al callejón. Era demasiado tarde para evitar que la Madre Rosario desatara, sin quererlo, la Maldición. Pero no era demasiado tarde para evitar que la plaga se extendiera. Con un ligero pero amplio movimiento de sus brazos trazó un círculo en el aire. Alrededor de los damnificados se formó una especie de cúpula dorada que los rodeaba y contenía. Poco a poco, la cúpula fue estrechándose y apilando en su interior a los pobres desgraciados. Los gritos desgarradores se podían oír a kilómetros de distancia y con ellos, una sensación de desesperación que penetraba en cada rincón del alma de quien pudiera estar escuchando. Un chispazo en el interior del semicírculo, indicó que había llegado el momento de actuar. Lanzando un rayo de plata a su interior, transformó a todos los aldeanos en una sola figura, la figura que estaba detrás del malvado plan. Esperando ver un ángel de alas negras, un dragón o una serpiente, se sorprendió mirando frente a frente un niño pequeño

remolinos

El posadero apareció muerto 3 días después al final del oscuro callejón. Su cuerpo estaba lleno de arañazos y magulladuras, su ropa, ensangrentada y su cara tenía una expresión de pánico. En medio de la frente tenía un agujero por donde todavía salía expulsado algún que otro borbotón de sangre. Sus ojos ya no eran marrones. Eran completamente negros. Sus cuencas daban la impresión de estar vacías. Y una mancha de sangre oscura se extendía a su alrededor. A su lado el cuerpo de su mujer empuñando un cuchillo de cocina había quedado convertido en piedra. Su expresión era aún más terrorífica que la de su marido. Sus ojos, ahora de piedra, parecían llenos de terror. La gente se arremolinaba en torno a la macabra figura. Sus caras reflejaban sentimientos de asco, terror, dolor… Entonces se escuchó una carcajada que se elevó por encima de todas las demás voces. Era una risa desagradable que helaba los huesos. Alguien estaba disfrutando con todo aquello. Descubrieron, al darse la vuelta y mir

de vuelta de todo?

Amigos de detrás de la cortina... Hace mucho tiempo que, por razones ajenas a mi voluntad, no he tenido suficiente tiempo para escribir. Últimamente estoy encontrando más y más ratos para escribir. Poco a poco, la inspiración ha vuelto a guiar mis dedos sobre este teclado con el que os escribo ahora. El motivo de esta misiva es para recordaros que siempre hay alguien detrás de la cortina, aunque esté oculto, no se nos quiera mostrar o incluso, no pueda hacer. Tal vez, un día, por el rabillo del ojo os parezca ver uno de esos pequeños saltamontes azules, un enanito rojo, unas escaleras de colores. Tal vez, en un momento de silencio percibáis el delicado canto de un petirrojo, el maullido asustado de un gato o el frufrú del hábito de una monja. Ese día, acordaos del chico de detrás de la cortina. Habrá vuelto para retomar la historia en el punto en el que la dejó. El punto que marcó un inicio y un fin. Y es que amigos, cuando algo empieza, a la fuerza algo tiene que terminar. Mientras ta