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30 de junio de 2008

Buenos días, Hoy es lunes 30 de junio de 2008, son las 13.20, las 11.20 en Dubái . Hace por lo menos 4 meses que no escribo una efeméride y es que en el trabajo las cosas han cambiado bastante. Desde que saben que soy genial, me tienen explotado y tengo bastante trabajo. Además me cambiaron de sitio y donde estoy ahora estoy en el punto de mira de media oficina, y como todos se han dado cuenta de lo interesante que soy y de lo fascinante que es mi vida, no me quitan ojo. En fin, hoy, un poco relajado voy a escribir una de mis tan aclamadas efemérides. Hacía ya tiempo que me rondaba por la cabeza, lo echaba de menos. Y sé que vosotros también, fanes míos. Hoy es San Marcial, nombre que viene del latín (Marcualis) que tiene un curioso significado: “guerrero que procede de Marte o nacido bajo el signo de Marte” Maravilloso, sin duda, imaginaos que gracia nos haría que ahora empezaran a llegar guerreros procedentes de Marte. A ver, sinceramente, que vengan seres extraterrestres a la Tierra

la infancia es la patria de todos

Samuel, mirándose al espejo, recordaba todo lo que de pequeño había soñado y deseado que se hiciera realidad cuando fuera mayor. Se acordaba de su juguete favorito, una cometa que hacía volar en el jardín de detrás de su casa los días en los que el sol parecía que fuera a estar ahí para siempre. Se acordaba de sus padres, familiares y amigos, que tantas veces le habían acompañado en sus ires y venires. Recordaba especialmente aquel viaje de sus sueños, el que había hecho hacía justo un año. Las calles de Ciudad Esperanza rebosaban de alegría, de colores y de gente animada. Sus playas, de cristalinas aguas y cielos violáceos al atardecer habían sido el lugar perfecto para expulsar las incertidumbres, los dolores y los infortunios de los últimos años. Sus parques y jardines, repartidos por doquier habían sido un perfecto compañero para las tardes de merienda, tardes que sirvieron para hallar un nuevo enfoque de su, hasta entonces, según creía él, carente de sentido vida. Una de esas tard

dorado y rojo

Me desperté soñando. La casa había empezado a temblar, el aire se llenaba de gritos por momentos y en las paredes empezaron a aparecer enormes grietas que recorrían toda la altura de los gruesos muros de la casa. De las grietas había empezado a salir lo que parecía una enorme masa gris . La cercanía de una de las grietas encima de mi cabeza, me permitió ver qué era esa masa. Eran cientos de cucarachas. De color gris. Los bichos habían empezado a invadir la habitación y cubrían todos los rincones. Se habían empezado a amontonar, moviéndose nerviosas, intranquilas, mientras el techo se movía de manera que parecía que, en cualquier momento, fuera a desplomarse. El nivel de las cucarachas había empezado a subir y subir cada vez más. Cómo un océano. Habían llegado a la altura de la cama y de repente mi cuerpo se vio elevado unos centímetros por encima de la cama, como flotando, como volando. Nadaba entre ellas. Volaba en ellas. Era una sensación extraña, pero no era para nada desagradable.