el segundo invitado
Diez días habían pasado desde aquella noche en la que un infortunio había hecho cambiar el rumbo de los acontecimientos. Por supuesto, nadie era consciente todavía de este pequeño gran giro argumental. La vida en la pequeña aldea transcurría como de costumbre. Sus martes de mercado seguían siendo ruidosos y dinámicos. Sus domingos en la iglesia, tranquilos y apacibles. Sus paseos al atardecer y sus idas y venidas a la gran ciudad seguían siendo, como desde hacía años, parte de la rutina de cada día. Poco a poco los días se iban haciendo más cortos, pues el otoño estaba muriendo y daba paso al invierno, que aquel año se adivinaba más frío que de costumbre. Aquel día había amanecido con negras nubes de tormenta en el horizonte. Un viento frío recorría las calles y la gente iba de un lado a otro con prisas, sin prestar demasiada atención a lo que sucedía a su alrededor. Quizás si se hubieran fijado un poco más, se habrían dado cuenta que otra extraña figura, envuelta en una capa marrón ha...